kindergartencopComo conté el post anterior estos días estoy en la búsqueda de una maestra integradora.

Me indicaron con suficiente firmeza en el nuevo colegio que mi hijo deberá contar para el inicio de clases con este acompañamiento, así que me puse en campaña. Desde mediados de noviembre arranqué a interiorizarme con la cuestión y en la primera semana de diciembre empecé con llamados, reuniones, cafés, consejos, recomendaciones, trámites y por ahora sin resultados concretos.

Lo primero que tenés que saber cuando buscás al integrador es de qué estamos hablando. Porque cada quien y cada cual, según lo que le convenga, el que vende el servicio, el que lo paga, el que lo reclama, te va a decir algo parecido pero con una sutil detalle que lo hace diferente y que puede hacer derrumbar todo el dispositivo que lograste armar. Y vas a tener que empezar de nuevo.

En algunos casos, el maestro es una promesa -alguien a quien el selector que es el coordinador del centro al que te remitís todavía tiene que reclutar y se sabe en enero muchos están de vacaciones- y la conversación gira en torno del papeleo que hay que presentar en la prepaga.

Vas a aprender muchísimo en esta búsqueda. Lo primero que tenés que saber y la mejor de estas respuestas creo que está en el colegio que lo pide, es cómo, qué es, qué estudia, dónde estudia, dónde se encuentra, quién busca, quién supervisa, quién le paga a este profesional, si trabaja por su cuenta o es mejor que forme parte de un centro integrador, qué organismo lo habilita a ejercer, cuánto le corresponde cobrar según la ley y otras cuestiones, incluso la del género -todo el tiempo me pregunto por qué hablamos de maestra y nunca de maestro.

Un piso entero de la torre de Babel debe estar hecho de términos, supuestos, dichos y contradichos, descripciones, interpretaciones, situaciones de huevo y gallina, alrededor del tema de qué hablamos cuando hablamos de una integración escolar.

A mí en lo personal muchas de las situaciones que atravesé en este derrotero me resultaron serios insultos a la inteligencia y al sentido común. Esto en cuanto a la información que debe o debería suministrarte tu aseguradora de salud. Los centros integradores en Galeno, por ejemplo, no figuran en cartilla, no son prestadores de la empresa por lo cual el afiliado es quien debe no sólo hallar al prestador -lo cual está bien porque supuestamente tenés la libertad de elegir- sino cerciorarse de que todos los papeles estén en regla y encargarse de presentarlos hasta que un auditor evalúe hasta cuanto estarán dispuestos a cubrir.

Y no sólo eso, sino que descubrís que existe una oferta de bienes y servicios asociados con los llamados problemas de la infancia en el que es muy difícil distinguir a los idóneos, formados, llamémosle bienintencionados, de los que se montan una página web muy bien armada donde prometen soluciones específicas como, en este caso, integración escolar y cuando te ponés a hablar y preguntar un poco más te das cuenta de que no son mas que especies de agencias de colocación para profesionales recién  recibidos, que vieron la oportunidad de hacer un buen negocio, tomando un porcentaje del sueldo que le corresponde al integrador, o que te obligan a firmar dos turnos para facturar doble a la prepaga, eso en el mejor de los casos, ya que siempre te podés encontrar con los lisos y llanos delincuentes que lucran con la desesperación o la buena fe de los padres. Hay que estar muy alerta a todas las señales: el lugar, el diálogo, la claridad en las respuestas, no dejarte enredar con la oferta de tratamientos y terapias que no tenés indicadas, atreverte a pedir referencias, habilitaciones, movimiento de pacientes, pulcritud, a todos esos detalles que a vos te pesan como factor de confianza.

Claro que para eso ya tenés que venir muy fogueada de lo que significa cada término, especialidad, y de lo que querés o sabés-intuís que tu hijo necesita, porque el discurso en todos los casos es magnífico, envolvente y sólo se presentan a sí mismos después que te hicieron contar toda la historia clínica-escolar-emocional-familiar-psicológica de tu pequeño. Información tuya, privada, confidencial , de un menor que tenés que proteger, al final terminás regalándola, con generosidad desmedida además de inconducente, a una cantidad indeterminada de desconocidos que nunca vas a volver a ver y cuyo nivel de seriedad y confidencialidad desconocés. Porque cada cita es como un renovado espacio donde te jugás la ilusión de que alguien te va a escuchar, a entender, a tenderte un puente seguro por donde caminar. Así, te abrís, les contás todo,nombre, edad apellido, a qué colegio va tu hijo, qué otro u otros profesionales lo atienden, qué estudios, tu prepaga, los nombres de los hermanos, para que al final de la consulta te enteres de que no son capaces de cumplir con la mayoría de las promesas que promocionaban en su página web.

Esto me pasó ayer. Había tenido una conversación telefónica la semana pasada con una psicóloga que coordina un centro de tratamiento integral, y en ese primer filtro le pregunté si tenían maestra integradora y psicopedagoga, psicopedagoga me dijo que no. Me invita a vernos igual para hablar de la provisión de maestra y me dice sus honorarios. Me cuenta que el centro no está inscripto en la secretaría de salud o algo así, que es lo que requiere la prepaga, pero que cada profesional sí lo está como prestador de salud, lo cual aparentemente constituye un plan B viable para lograr la cobertura de la obra social.

La consulta es un consultorio muy cool de palermo, ella divina y relajada en su sillón blanco capitoné y yo a las corridas para llegar a horario, llegando transpiradísima en el día-más-caluroso-del año. Tenía que irme antes de una reunión de trabajo en Belgrano, tomar subte y colectivo porque no había nada directo, buscar con quien dejar a los chicos, porque esto era a las seis de la tarde,  pero tal vez, esta vez.diera en la tecla. Ya le había anticipado por teléfono que no estaba interesada en contratar un abordaje psicológico, que ya habíamos decidido finalizar un tratamiento con orientación psicoanalítica y que  en caso de que fuera necesario retomar un tratamiento seguiríamos la indicación original de la neuróloga: TCC (terapia cognitivo conductual) y que no volveríamos al psicoanálisis. Esto había quedado claro, pensé. La cuestión es que después de una hora de entrevista, llegado el momento de acordar el rumbo a seguir, se me ocurre repetir una pregunta que ya había hecho telefónicamente, y también al comenzar la charla. ¿Qué profesiónal supervisa a la maestra? (antes se ve que lo había preguntado distinto: «¿ustedes ponen un supervisor que hace la adaptación curricular y conversa con el colegio?») – Un profesional de nuestro equipo, pero no me dijiste que en el equipo son todos psicólogos recién recibidos? Si, pero qué saben de docencia y de aprendizaje, bueno no es difícil en sala de 5, y a la maestra cómo la consiguen, es alguien del equipo, ¿ah, pero entonces es una psicóloga?, sí o psicólogo, pero no te había dicho ya que por ahora no necesitamos acompañamiento terapéutico sino apoyo en el aprendizaje y en el cole, solo me pidieron integradora, bueno pero son formas de llamarlo  la prepaga te acepta que el maestro integrador sea psicólogo, si pero no es lo que necesito estoy buscando alguien con recursos educativos, con didáctica, con pedagogía, bueno está el mito de que la uba …. no es tan así…

Otra desilusión, esa sensación de que todo es cuestión de facturar, a como de lugar.

Al final, decidí como buena orsaider que soy lo que tenía planeado desde un principio: matar al intermediario.(para saber más de la filosofía Orsai podés ver la charla TED de Hernán Casciari)

Ya publiqué en olx y en un par de blogs de psicopedagogía un aviso que dice así:

Busco maestra o maestro integrador ciclo lectivo 2014 para acompañar a mi hijo en medio turno de lunes a viernes en sala de 5 en colegio en zona de Palermo Almagro.

Se requieren habilidades docentes, psicopedagógicas, terapeuta ocupacional o musicoterapeuta. El puesto no está dirigido a psicólogos.

Deberá contar con título habilitante, factura monotributo o autónomo y estar inscripto ya sea en la Superintendencia de servicios de salud o como prestador de salud. La supervisión estará a cargo de los profesionales que llevan el tratamiento.

Espero tener suerte.

 

Un comentario sobre “Buscando desesperadamente a una maestra integradora

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